La contaminación acústica dificulta el desarrollo cognitivo
Podría clasificar esta categoría de observaciones como «Simplezas» o «Perogrulladas», porque seguramente la mayoría intuimos que las cosas son así, de cajón, pero reflexionar brevemente acerca de los parámetros que rigen nuestra existencia tampoco me parece que haga daño.
Acabo de leer en VidaSana (Biocultura, the Ecologist) el artículo http://vidasana.org/noticias-vidasana/ninos-la-contaminacion-acustica-cohibe-su-desarrollo-cognitivo.html en el que se describe lo que efectivamente sabemos o por lo menos intuimos: si no hay otro remedio, escuchar la TV a un volumen razonable es muy importante. Sobre todo teniendo en cuenta el aumento de volumen cada vez que entra la publicidad.
La actitud frente al televisor es pasiva per se ¿dónde demonios está el mando a distancia? qué pereza levantarse del sofá para cambiar de canal o subir/bajar el volumen. Así que soportamos la molestia de un volumen demasiado elevado o una colección de imágenes, informaciones que nos incomodan… es lo que hay por no abrir un libro o salir a dar un paseo.
Pero los niños, señores, la infancia debería ser sagrada. Más aún teniendo en cuenta la relevancia de los traumas infantiles en la conducta «adulta» posterior. Pues no, en nuestra irresponsable comodidad, dejamos a los niños expuestos a condiciones ambientales que pasarán factura. Literalmente, habrá que llevarles a consultas privadas de otorrinolaringología porque las citas de la sanidad pública nos emplazan al año que viene. O acudir al Centro Tomatis más próximo, donde tampoco nos va a salir gratis el desbloqueo del oído y la recuperación de la capacidad auditiva restante a la sobreexposición.